EN LA VERDAD
En la verdad de tu Nivel de Conciencia te digo:
Bienaventurado el soñador porque hace de la trama de esta vida un sueño donde viaja de estrella en estrella y construye un lugar entre los pétalos de las flores y mira a sus hermanos del mundo como sonámbulos sin rostro.
Bienaventurados aquéllos que sienten que la Mano del Sufrimiento les zarandea sus cuerpos, de los que no pueden escapar, y una y otra vez templan su soberbia y su ira hasta convertirlas en dóciles entre las Manos cariñosas de la vida.
Bienaventurados los que observan, porque saben leer en el Libro de la Existencia y pueden llegar a comprender el porqué de sus pasos.
Bienaventurados los que no tienen techo ni muros donde cobijarse de las inclemencias del tiempo de las circunstancias, porque su techo es su cabeza y sus muros su propia piel y allí donde van, va su casa y por la ventana de sus ojos pueden mirar infinitos paisajes.
Bienaventurados aquéllos por los que el mundo mira al mundo y siente misericordia y anda a socorrerse, porque ellos son como el bálsamo que cierra las heridas, como las plaquetas que cortan el flujo de la sangre.
Bienaventurado tú, pequeño ser, aparentemente insignificante, que vas detrás de todos y recoges sus migajas; que ocultas la mirada porque no te enseñaron a mirar cara a cara al Sol. Bienaventurado tu, porque también de ti necesita el mundo y también tú das mucho en tu silencio. Déjame lavar tus pies de sufrimiento y abrazar tu cuerpo de tristeza, porque en ti me necesito.
Bienaventurada tú, mujer, porque a través de ti la vida se expande y se conoce y se ama y se besa.
Cayetano Arroyo.