Yo soy cuando comprendo |
Desde hace mucho tiempo, esta Escuela Planetaria Tierra ha intentado Despertar para dar un paso consciente como Ser de un Nivel de Sí, dentro del Todo Uno Abarcante.
A lo largo de muchos períodos, se han repetido en ella una serie de síntomas similares que han hecho que una y otra vez caiga en desequilibrio, cortando toda posibilidad de toma de Conciencia de Sí en su Todo. Este curso planetario en el que todos nosotros estamos inmersos, que empezó aproximadamente sesenta años antes del comienzo de nuestra era según la - cronología occidental y que terminará alrededor del año 2000 según esa misma cronología, es un fiel reflejo de lo que ha sido durante muchos ciclos similares el intento de desarrollo psíquico de esta Escuela y de los alumnos que a través de ella han podido tomar cierta Conciencia de Sí.
Si comparamos este planeta con una escuela de aldea, podríamos observar que durante cada curso escolar inciden en ella muchas circunstancias que hacen que cada año sea distinto. Durante un número determinado de años coincidirán los mismos maestros, pero éstos irán cambiando y renovándose conforme en el mundo de fuera cambien las circunstancias de cada uno de ellos. Los alumnos cambiarán cada año de curso y tan sólo permanecerán en el mismo curso los repetidores. Las normas escolares también seguirán renovándose aunque estos cambios tardarán más tiempo en realizarse. La misma Escuela como entidad física se irá transformando y ampliando según sus necesidades. No obstante, si llegase una grave involución de la sociedad esta escuela tendría que empezar de nuevo desde sus comienzos.
Esto mismo, a otros niveles infinitamente más complejos, ocurre con la Escuela Planetaria Tierra.
Pensemos que cada curso de esta Escuela Planetaria dura aproximadamente dos mil años. Que los cursos a seguir son doce, que juntos forman un «estado de Conciencia de Sí».
Imaginemos por un momento que un ser decide entrar en esta Escuela Planetaria y que una vez dentro de ella decide o deciden por él, - si aún no es consciente de sí al nivel «Yo Soy» esencial- que estudie su Tercer Nivel de Conciencia, es decir, el estudio de su todo dentro de vehículos que le permitan ver en tres dimensiones. Estos vehículos, en el caso de la Escuela Planetaria Tierra, son los cuerpos Físicos humanos. Son vehículos que nos permiten vernos en el entorno en el Tercer Nivel de Conciencia y desarrollarlo hasta donde podamos o queramos, según las directrices que vamos a tomar dentro del Todo Uno Consciente Creador Común, o dicho de igual forma: dentro del trabajo que sobre sí mismo en nuestra particularidad realiza el Todo Uno Consciente de Sí.
Comprendo que estos términos pueden resultar un poco complejos para muchos, pero difícilmente se pueden transcribir a un idioma humano de términos inexactos conceptos que están en otras dimensiones de conciencia, al hacerlo tendrá que aceptar una serie de leyes y principios inherentes a este centro de enseñanza, así como escoger si se le está permitido, aquellos momentos de nacimiento que le permitan entrar a verse a sí mismo a través del papel más adecuado y las circunstancias más necesarias.
Aquí entramos entonces en el eterno problema de si está o no todo predeterminado. Siempre, respondiendo a esta pregunta he puesto el ejemplo de aquel hombre que ha de ir en automóvil desde Ronda a Málaga. El llegar a Málaga está determinado. El cómo lo hará y cuándo, depende de él y de toda una maraña de circunstancias.
Si es un profundo conocedor del automóvil podrá acelerar o retardar la marcha. Si acelera la marcha, llegará antes pero no disfrutará del camino. Si retarda la marcha vivirá más el paisaje e incluso quizá se deleite contemplando una puesta de sol o el lento cambio del tono gris en las montañas, o el sereno y prolongado beso del mar con el cielo. Si desde que parte lleva en su mente llegar a Málaga, pasará por el camino sin sentirlo porque incluso antes de salir de Ronda ya estará en Málaga en pensamiento y cada tramo del camino lo verá como un obstáculo, y cada curva como un freno. El resto dejo que vosotros lo imaginéis, porque este ejemplo tiene tanta riqueza de similitudes para un espíritu despierto, como intentos haga de analogía. Imaginad que el automóvil es nuestro vehículo planetario y que la constitución de este vehículo depende de la regulación de ciertas energías bases. Esto implica que puede tener un motor más o menos potente, las ruedas pueden ser más o menos elásticas, etc. Imaginad también que la constitución de este automóvil o vehículo planetario depende en gran medida de la configuración astral del momento de su formación en el vientre materno, de aquí la importancia que los antiguos daban a la ciencia de las estrellas, porque sabían que la formación de un vehículo planetario estaba sellada para toda su existencia por la configuración astral de todos los cuerpos celestes, tal y como se encontraban en el momento de su formación.
Pensemos que este alumno planetario ya posee su vehículo. Una vez ha sido conectado a él, es necesario que aprenda su manejo. «La Etapa de toma de control del vehículo motor» o lo que en términos humanos podríamos considerar la primera infancia, es el tiempo asignado por la Santa Naturaleza para ello. A niveles muy generales podríamos decir que esta etapa dura los siete primeros años aunque cada ser en su particularidad posee un tiempo preciso según muchos datos que ahora no es el momento de exponer.
El segundo período se inicia con una cierta exteriorización y descubrimiento paulatino del mundo circundante, una vez automatizado el vehículo motor.
El tercer período nace cuando el alumno se descubre en el entorno y conscientemente al nivel que le permite el papel a realizar, empieza a trabajar sobre sí mismo. A este nivel suelen llegar una aceptable cantidad de alumnos de esta escuela planetario tierra.
El cuarto período comienza cuando el alumno descubre que todo cuanto los sentidos le presentan como fuera de él, es «él mismo» al mirarse. Esto genera un estado de conciencia de «Yo soy» y se inicia la etapa del Dar Consciente, o lo que en términos más humanos sería Crear. A este estado son raros los alumnos de esta escuela que llegan, pero los que lo hacen dan ciento por uno a su entorno.
El quinto período forma conciencia en un alumno cuando simultáneamente al papel que realiza es consciente de su Ser Esencial, es entonces cuando se convierte en un espejo limpio donde la Humanidad puede ver un ramal de su camino. El vehículo planetario es un simple medio de exteriorización en este estado y está absolutamente controlado y conocido. Todo cuanto fluye a través de él no tiene interferencias.
Aparte de estos cinco períodos, existen dos más, el sexto y el séptimo que no exteriorizaré por ser demasiado complejos de definir. Son rarísimos los alumnos que logran encumbrarse hasta ellos. Los que lo logran se llevan la quintaesencia de esta escuela y salen de ella con los laureles de la Sabiduría Primordial.
Una vez explicados por encima estos conceptos básicos podemos planteamos el trazado de este tercer libro que exteriorizo en esta existencia.
El primero de ellos «Diálogos con Abul Beka», fue concentrado para alimentar el «Sentimiento Esencial» de todos aquellos que beban en él.
El segundo, «Yo soy, Tu mismo» fue concentrado para alimento de la intuición y en cierta forma del Cuerpo Mental.
Fueron un intento, tanto uno como otro, de revitalizar ciertos pensamientos raíces que debido a la materialización creciente de nuestro entorno en estos momentos cruciales para la vida de este Ser Planeta Tierra, era necesario recordar.
Este tercer libro, que titulo «Yo soy cuando Comprendo» es un alimento dado desde tres niveles y bajo tres puntos de vista distintos pero complementarios. La primera parte, «Conversaciones de Al-Ahim y su burro Al-Hem», donde AlHem son las circunstancias y Al-Ahim un «yo», es una forma de presentar la existencia cotidiana desde dentro de ella.
La segunda parte, «Enseñanza del Maestro a su discípulo Naharadha» es un intento de mostrar a la Escuela Planetaria Tierra y a sus alumnos desde fuera de ella.
La tercera parte, SQUES y SAPA, es lo mismo anterior pero fuera del tiempo y del espacio del Tercer Nivel de Conciencia.
Globalmente con este libro: "Yo soy cuando Comprendo" es mi deseo dar una visión Objetiva e Imparcial aunque reducida, de este Gran Todo Uno Consciente donde somos.
En este momento en que el Ser Planeta Tierra va tomando conciencia de su todo.
En que los avances de la ciencia permiten la intercomunicación desde cualquier parte del planeta con cualquier otra parte, es el momento de afianzar a través del equilibrio y la concordia, la identidad de «Yo Soy» que está naciendo.
Poco a poco irán muriendo las guerras que no son sino alteraciones de «yoes» contra «yoes» dentro del cuerpo psíquico del planeta. Poco a poco irán desapareciendo los sentidos de nacionalismos enfermizos para que aflore el sentido de cosmopolitismo. Poco a poco la Fuerza Conciliadora, la tercera fuerza, la de la comprensión impedirá que la pugna entre las dos polaridades mate toda vida sobre este ser psíquico, que empieza a abrir sus ojos a sus hermanos del sistema solar y a las estrellas.
Muchos enemigos tenemos: los fanatismos, los miedos, los egoísmos, las ansias de poder, la fama efímera de la gloria, las vanidades, la soberbia, etc. Pero también nos ayudan los tiempos y toda la Energía que desea que este ser planeta tierra crezca sano y limpio, ahora fluye sobre él como un torrente de optimismo. «Por encima de todo, la Tierra», es algo que debe permanecer bien claro en la frente de las nuevas generaciones, por encima de todo cuidemos este maravilloso ser en el que somos, y hagamos de él un jardín donde los Hijos del Todo Uno se plazcan y deleiten de sí mismos. Que quede atrás como un sueño, como una pesadilla, la destrucción de la Santa Naturaleza, la contaminación, el miedo del hombre al hombre, los fanatismos ciegos inculcados por dirigentes ciegos que no ven más allá de ellos mismos. No es la hora de la fuerza bruta, sino de la fuerza del Amor, sin nombres, sin leyes, sin signos, sin tendencias. Simplemente Amor... siempre Amor. Amor de comprender.
Que la paz inunde esta escuela, que cada alumno trate de llevarse la máxima enseñanza del papel donde lo ha puesto la Mano de la Vida para su despertar y que no pierda el tiempo envidiando realizar el papel del vecino que dicho sea de paso, nunca lo verá desde dentro, como para sentir su parte amarga.
Veamos cómo ser útiles, porque sirviendo a la utilidad de este Todo, a nosotros nos servimos. Procurando hacer alegre a este Todo, a nosotros nos alegramos. Intentando armonizar este Todo, así nace nuestra armonía. ¿Qué puede llenar una hoja de mayor amplitud que tomar el máximo de oxígeno y depurarlo exquisitamente para que el todo árbol crezca sano?, ¿para quién trabaja?
Cada vida, como decíamos, trae al alumno que la toma a través de su vehículo planetario, los datos que necesita para algún día llegara despertar plenamente la «conciencia de sí» y poder llegar con el tiempo a ocupar un lugar creador dentro del Todo Uno Consciente.
Por ejemplo, todas las formas de vida que se materializan sobre esta Santa Naturaleza en el todo Planeta Tierra, son formas modeladas en su energía por «Conciencias de Sí» que hace muchísimo tiempo, pasaron por los niveles que hoy pasan los alumnos de la Escuela Planetaria Tierra. El mismo vehículo planetario que utilizamos en este planeta los seres que nos llamamos entre nosotros humanos, fue creado por Atatahul'n cuando se encontraba en el séptimo nivel de conciencia de sí, él creó una «forma-pensamiento» con ciertas tonalidades de la energía Anha y después dejó que se proyectara en el mundo de las formas para crear el equilibrio, estos vehículos son tan adaptables que fueron insertados en infinidad de escuelas planetarias de todo el Universo para el estudio del tercer nivel de conciencia. En cada una han adaptado ciertas modificaciones de acuerdo con el entorno aunque su constitución esencial sigue igual. De hecho, aquí en la Tierra, en cada cursillo planetario se ha desarrollado una forma distinta según las directrices que llevase la enseñanza.
Imaginemos una colmena, cuando las abejas salen buscando el néctar de las flores y se expanden por un jardín, es la colmena la que se expande en la particularidad de cada abeja y a través de ella toma el Alimento de cada flor del valle. Exactamente igual ocurre con un «Mundo Madre». De él salen una serie de espíritus que se expanden por el jardín del universo para absorber el néctar de la sabiduría y llevarlo a su hogar. Estos soles, en fase de toma de conciencia de sí, o lo que solemos llamar planetas, son como las flores que preceden al fruto y de ellas podemos tomar el néctar del conocimiento y la sabiduría. Ninguno somos de aquí. Somos de partes muy distintas unas de otras dentro del Todo Uno Abarcante y tarde o temprano volveremos a nuestro Mundo Madre con poca o mucha recolección de néctar, pero cuando volvamos, después del aleteo de infinitas revoluciones se aclararán todas las dudas y se abrirán los ojos de nuestro espíritu y notaremos que aquella inquietud interna, aquel estar sin estar, aquella falta de algo en lo más profundo de nuestra esencia, se habrá disipado para siempre. Porque aunque nuestro hogar es todo el Universo, la vibración que siempre nos acompaña es la de nuestro Mundo Madre, y somos El en cualquier parte que estemos.
No dejemos que antes de abrirse esta flor, se queme. No dejemos que el brote de vida que viniendo de la rama de Sirio continúa en otras ramas una de las cuales es el Sol, y después se expande en muchas otras ramas, una de las cuales es la Tierra y ésta se empieza a expandir en un retoño que es la Luna, no dejemos que este ramal, esta línea de amplitud del Todo en esta particularidad, se queme y no dé fruto. Existen muchas plagas que ahogan las flores antes de que las toque la mano de la mañana pero también existen muchos seres que trabajan porque vean la Luz de la Tarde y después se deshojen sin violencia para dejar paso al fruto fecundo.
No hay mayor esplendor que el ser humilde. No hay mayor gloria que la de ser útil. No hay mayor armonía que ser armonía en todos aquellos que te rodean.
Este momento, como he dicho, es clave para la constitución del todo planetario o para su destrucción. Este bello momento cuyo rostro está bañado en lágrimas y cuya boca es una sonrisa. Así es este bello momento, y todos lo formamos. Que las lágrimas sean de alegría y las sonrisas de bienvenida a un mundo nuevo.
No me despido porque quedo en vosotros, sólo os digo: ¡Adelante!